martes, 31 de marzo de 2009

NUESTRA SEMANA SANTA SE ENCUENTRA EN PELIGRO

Muy poco después de su fundación hispánica, se inicio en la Ciudad de los Reyes la celebración de las fiestas tradicionales de la Iglesia Católica que con el tiempo fueron cobrando cada vez mayor importancia, en tanto crecían también rápidamente, en numero y asistencia, las procesiones organizadas por las distintas cofradías surgidas como resultado de la honda fe religiosa que, ya desde los primeros años, había tomado cuerpo en nuestra sociedad y en América en general.
A lo largo de las centurias estas expresiones de la religiosidad de los limeños han seguido realizándose acompañadas de gran cantidad de fieles y penitentes de modo que en Semana Santa, hasta mediados del Siglo XX, era costumbre muy arraigada ir al Centro de la Ciudad para “hacer las estaciones” y acompañar las diferentes procesiones.
Gracias a las cuidadosas investigaciones realizadas por historiadores y eruditos es posible comprobar que las procesiones limeñas, ya fueran de Semana Santa o del Corpus Christi, adquirieron dimensiones e importancia tales que eran comparadas con admiración por los propios españoles, con las que en las mismas ocasiones se realizaban en las mas importantes ciudades de la Península.
Es por ello que como parte del apoyo que se brinda a la recuperación del Centro Historia de la Capital, se debe considerar no solo el rescate de bienes muebles, y en muy especiales casos de contados bienes inmuebles, sino también de las importantes actividades que contribuyen a preservar las manifestaciones de la cultura propia de Lima, de sus valores espirituales, es decir, en pocas palabras del alma de la Ciudad.
Ello explica el propósito de recuperar las tradiciones que hicieron de la Semana Santa de Lima una de las celebraciones religiosas de mayor importancia, para cuyo logro se han unido esfuerzos el Arzobispado de Lima, las Archicofradías, Cofradías y Hermandades que apenas comenzado el virreinato introdujeron y siguen hasta el presente manteniendo estas devociones, y el Banco de Crédito del Perú.
Si se trata de describir la Semana Santa Limeña es imposible no evocar el carácter que tuvieron sus antiguas e imponentes procesiones virreinales, plenas de personajes que fueron imprimiéndole un ritmo severo y elegante que aquellos que nos antecedieron en el tiempo alcanzaron todavía a conocer.
En lo que a la época actual se refiere, de esas procesiones se ocupa con el conocimiento y distinción propios de su acucioso espíritu de historiador nato el Dr. Guillermo Lohman Villena, quien en un interesante estudio nos ofrece una atractiva y documentada semblanza acerca del desarrollo que ha tenido la Semana Santa de Lima desde el Siglo XVI hasta nuestros días.
Gracias a esas paginas es posible comprobar como en nuestra memoria colectiva deambulan todavía tras la procesión las Sahumadoras, con su mantilla terciada, cordón a la cintura y la fe reflejada en los ojos, al igual que el Párroco caminando bajo el palio recamado de oro, en tanto que un monaguillo emerge de entre la multitud moviendo el turiferio y tratando de poner orden entre las filas de penitentes, beatas y creyentes. Así también en el recuerdo aun es posible oír el repique de las campanas y los acordes de una solemne marcha que ejercen las misteriosa virtud de avivar en las almas la llama del fervor religioso.
Después, quizá a causa del carácter propio de los tiempos, se ha dado a estos días Santos el tono diferente que actualmente se percibe en su celebración, en la que ya desde principios del XX aparecen los aires marciales que les confería la presencia de las tropas de la guarnición de Lima, Formadas en los alrededores de la Plaza de Armas para rendir los honores reglamentarios.
Y siguen incambiables, los grupos de fieles que acompañan el desfile de las procesiones, que avanzan bajo una lluvia de flores que otros fieles arrojan desde los balcones, en tanto que jóvenes y niños revolotean entre la multitud de devotos y se oyen los clásicos pregones del tradicional pan dulce y otras delicias típicamente limeñas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario